La fondue de queso es una comida típica de Suiza y originaria de los macizos montañosos del norte de los Alpes, muy cerquita de la frontera franco-suiza italiana. La fondue tradicional era de queso y se extendió a las regiones limítrofes de Francia e Italia. A raíz de ahí ha dado lugar a numerosas variantes siendo la de chocolate otra de las más famosas. Su fama se ha extendido a muchos países del mundo interiorizándose como una forma habitual de disfrutar del queso en buena compañía.
La ceremonia de la fondue consiste en sumergir pequeñas piezas de alimentos en queso derretido en una olla de barro cocido o de hierro fundido. Se suele presentar en el centro de la mesa para que todos los comensales tengan acceso a ella. Yo prefiero presentarlos en cuencos de barro independiente para cada comensal, para que cada uno disfrute de su fondue de forma independiente y segura.
La Fondue básica suele ser simplemente una mezcla de quesos con especias y un poco de vino blanco. En este caso no hemos hecho la versión más purista de este plato introduciendo algún aderezo que solo hace mejorar este plato. Queso y bacon son como un matrimonio bien avenido y si lo acompañas de orégano y tomates asados la cosa mejora sobremanera.
La forma de elaborarla no entraña complicación alguna. Solo tienes que elegir tus quesos preferidos y algún que otro aderezo que los complemente. En este caso yo he elegido meterle unos cherrys que siempre quedan bien con el queso y un poco de bacon. El orégano es siempre un acierto por lo que no falta en mi fondue de queso preferida. Hay miles de formas de hacerla, y aunque no sea da la más tradicional todas están buenísimas.
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En el fondo de las cazuelas de barro pondremos el bacon cortado en taquitos y los tomates cherry cortado a la mitad, de esta forma se integran muy bien en el queso cuando éste comience a derretirse.
Una vez hecho esto pondremos por encima los quesos cortados en tacos de tamaño medio, cuando más pequeños los cortemos más fácil se fundirá todo.
Para finalizar solo nos quedará poner la mozzarella rallada por encima y el orégano seco. Taparemos las cazuelas con papel de aluminio y las meteremos en el horno precalentado en modo gratinador durante unos 15 minutos aproximadamente.
Podremos ir viendo como va evolucionando el queso, recuerda que los tiempos de horno son relativos porque cada uno es diferente; puedes ir vigilando el asunto hasta que veas que se ha fundido por completo, y así poder remover los quesos para que se mezclen bien.
Cuando veas que ya está todo bien derretido puedes destapar las cazuelas y dejar que se dore el queso un poquito por encima.
Espero que te haya gustado, que la disfrutes y no olvides valorar esta receta! Aquí abajo tienes las estrellas, me sería de gran ayuda saber tu opinión.