Si hay un aperitivo clásico en las barras de todos los bares son las patatas bravas. Si te paras a pensar hay tantas recetas que es difícil encontrar una igual en todos los sitios donde las comas. Varían a grandes rasgos en los ingredientes utilizados y en la forma de cocinarlas. En esta receta vengo a contarte como hago mis infalibles patatas bravas crujientes.
La salsa auténtica de las bravas es bien picante y sabrosa. Aunque lo fundamental de estas patatas es el toque crujiente. Normalmente estas patatas son blanditas, suelen cocinarse cocidas o fritas acompañadas de una salsa que es la principal protagonista. Todos recordamos las patatas bravas por la salsa que las acompaña, pero en esta receta las vas a recordar por la textura de la patata, además de por la salsa sorprendente con un toque ibérico que vas a alucinar.
Como os decía, normalmente lo fundamental es la salsa con la que acompañamos las patatas. La que te propongo en esta receta tiene un toque picante acompañado del maravilloso sabor de una buena sobrasada. Si, esta salsa lleva sobrasada porque le da un puntito maravilloso que va a marcar la diferencia. No habrás probado una salsa así, ni por su sabor ni por su textura.
Si tienes alguna duda, puedes preguntar lo que necesites dejando un comentario al final de la receta. También puedes contactar conmigo a través de Instagram, en mi perfil Zafranelas publico cada día recetas nuevas.
Para comenzar hornearemos las patatas con la piel a 180 grados durante unos 60 minutos aproximadamente. Han de quedar un poquito duras, por lo que el tiempo de horneado va a depender del tamaño de las patatas. Al pincharlas deben ofrecer un poco de resistencia. esto es fundamental para que las bravas queden crujientes.
Si no quieres encender el horno, puedes cocerlas. Para ello debes ponerlas en una olla con abundante agua y un puñado de sal. Pon la olla al fuego y deja que se cuezan las patatas durante unos 15 minutos aproximadamente. Como siempre os digo, este tiempo es orientativo ya que va a depender del tamaño de las patatas. Recuerda que queden duritas.
Cuando se hayan enfriado, las pelaremos y las rallaremos con un rallador grueso tal como vemos en la imagen. Debemos pasar la patata de arriba a bajo por el rallador de forma que obtengamos tiras largas, este es un punto clave para obtener un resultado muy crujiente.
Una vez ralladas haremos cilindros con ayuda de las manos de forma que el centro sea compacto y en toda la capa exterior se aprecien las ralladuras de patata, tal como podemos ver en la imagen. De esta forma quedarán crujientes por fuera y muy jugosas por dentro.
Por otro lado realizaremos la salsa picante. Para ello pondremos en una cazo pequeño la sobrasada, la salsa de tomate y unas gotas de tabasco a vuestro gusto. Lo llevaremos al fuego y dejaremos que todos los ingredientes se integren. La reservaremos.
Para finalizar, sólo nos quedará freír los crujientes de patatas en abundante aceite caliente. Si usas freidora pon el termostato a tope. Deberemos echarlos al aceite con mucho cuidado para que no se deformen. Rápidamente se formará una capa crujiente que protegerá el centro y dará consistencia a toda la estructura del cilindro. Cuando estén bien dorados, los pondremos sobre papel absorbente de cocina y le echaremos sal por encima.
La salsa brava con la sobrasada tiene un punto genial y la patata crujiente por fuera y cremosa por dentro queda realmente buena. Si estas buscando un aperitivo diferente pero sin salir de una apuesta segura estas bravas son un opción perfecta.